El Talismán, un paisaje con árboles, una casa y agua donde se refleja todo, pintado por Paul Sérusier sobre la tapa de una caja de cerillas, causó tal expectación en París, que alrededor de esta obra nació el grupo de los Nabis (profetas).
Estos pintores irán acentuando la predilección por temas emblemáticos, por una pintura simplificada, a la manera egipcia o romana, de colores planos, con contornos acentuados y sinuosos. La utilización de los colores intensos ya no se corresponde con la realidad.
Sérusier comprendió las ideas de Gauguin: "Si ves amarillo elige el amarillo más estridente que tengas en la paleta y aplicalo al cuadro" "Arte es lo que tú ves, la emoción que te produce"
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